El 80 por ciento de todas las víctimas de incendios no se queman, se asfixian por el humo tóxico resultante. Esta triste realización se aplica a los incendios en casas particulares, así como a los desastres a gran escala, p. B. en el aeropuerto de Düsseldorf en 1996, donde las 17 víctimas mortales sucumbieron a la inhalación de humo.

Hecho de sólo 10 kg de papel  o cartón serán unos 8.000  hasta 10.000 m³ de gases de combustión liberados. El incendio de una papelera llena rápidamente un espacio de oficina con humo; de pared a pared, de techo a suelo.

Con solo 10 kg de gomaespuma se liberan unos 20.000 m³ de humo gaseoso.

Un automóvil en llamas libera alrededor de 100.000 m³ de gas de humo y un refrigerador en llamas libera casi 2 m³ de gas de humo por segundo.

En caso de incendio, el humo es el mayor problema para las personas del edificio y para los bomberos. Las consecuencias son dramáticas: en menos de tres minutos, el humo producido por el fuego suele reducir la visibilidad hasta tal punto que los afectados pierden la orientación y ya no pueden acceder.  puede traer seguridad. El rápido aumento de la concentración del gas monóxido de carbono (CO) empeora las cosas.

Esto aumenta rápidamente en el transcurso del incendio y conduce desde dolores de cabeza a síntomas crecientes de envenenamiento y pérdida del conocimiento hasta la muerte.

Lo primero que la gente suele asociar con un incendio es la curiosidad, no el miedo. Mire y sorpréndase en lugar de huir y alarmarse es a menudo el lema.

El segundo fenómeno es la falta de respeto por la propagación del calor y el poder destructivo del fuego. El tercer fenómeno es el completo desconocimiento de que el humo del fuego se está extendiendo rápidamente y en pocos minutos todas las vías de evacuación, salvamento y extinción de incendios quedan bloqueadas. El cuarto  Fenómeno radica en la idea errónea de que hay tiempo suficiente en caso de incendio.